viernes, 2 de abril de 2010

VIII - SYDNEY - AUSTRALIA.


Martes, Febrero 16

SYDNEY

Salimos algo tarde, sigue tormentoso, hace un aire muy fuerte. Dedicamos la mañana a visitar el Parque Botánico que ocupa una buena extensión a unos minutos del centro, paseamos por sus caminos asfaltados contemplando toda esa naturaleza exótica australiana de la que se ha traído a este recinto un ejemplo para aquellos que no puedan o no quieran recorrer en más profundidad un país que llevaría tiempo y un gran esfuerzo en cruzar en toda su enormidad.

Plantas y árboles curiosos, de zonas desérticas y monte bajo, de bosque húmedo y costa abierta al mar. Pero lo que más nos llama la atención es esta especie de quirópteros australianos a los que llaman ¨ Flying Foxes ¨ que cuelgan boca abajo de la copa de los altos árboles en grupos muy numerosos.

A diferencia de sus parientes más comunes tienen una vista excelente y no son totalmente nocturnos. Existen al menos cuatro especies de estos animales en Australia, siendo muy abundantes en las zonas selváticas del norte del territorio en Kakadú y la Tierra de Anherm así como en las espesas masas forestales de Queensland. Son frugívoros y cumplen un importante papel tanto en la polinización como en la dispersión de frutos y semillas de numerosas plantas. Se reúnen , como en estos árboles del parque, en grandes colonias sobre los árboles y provocan un enorme griterío y el olor peculiar que impregna el ambiente a causa de sus deyecciones.

Su tamaño es de entre doscientos ochenta y setecientos sesenta gramos, de día descansan en los árboles y en Septiembre y Octubre forman agrupaciones de miles de ejemplares. Aquí en el Parque Botánico constituyen un problema para la supervivencia de los árboles y, según podemos leer en las notas del parque, se permiten ciertas técnicas para que no hagan del recinto su residencia permanente.

Cerca del Parque Botánico está el ¨Art Gallery of New South Wales ¨ en cuyas galerías recorremos los trabajos de Rupert Bunny en el París de finales del siglo diecinueve, además de seis fotógrafos australianos que muestran la vida contemporánea australiana y ¨ The Dreamers ¨, trabajos de artistas aborígenes que rescatan y muestran la cultura originaria del país. Y en otras salas, cuadros de artistas australianos y clásicos europeos de diferentes épocas.

Salimos del museo y de nuevo se acerca una tormenta con fuerte viento, cruzamos el parque en dirección a nuestro hotel pero antes descansamos en un bar donde tomamos unos calamares y unos trozos de pizza con cerveza del país. De vuelta al hotel, cansados de toda la semana andando por la ciudad sentimos la llamada de una buena siesta. Al anochecer cenamos en un restaurante japonés cercano donde ya nos conocen y charlamos un rato con el dueño que vivió durante mucho tiempo en Tokyo pero lleva ya muchos años en Australia.

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