Sábado, Marzo 13
WATAMPONE – TORAJA.
Día de excursión por las tierras altas y frías del sur de Sulawesi a Toraja. Los habitantes son cristianos y se cree que provienen de Indochina y llegaron debido a una tormenta.
La llamada para levantarse es a las cuatro cuarenta y cinco pero desde las tres ya estoy preparándome porque he dormido muy mal y al final he cogido el resfriado que circula por todo el barco, Carol sigue aguantando sin ningún problema.
Bajo a por un par de cafés y a las seis, todavía de noche, estamos preparados en la cubierta para subir a los zodiacs que nos llevarán hasta el muelle que está bastante lejos pero el fondo aquí es muy poco profundo y el barco tiene que echar el ancla en un lugar desde el que casi no se ve el puerto. Cuando ya parece que vamos a embarcar nos dicen que vienen las autoridades para inspeccionar el barco, permisos…no podemos entender muy bien de que va todo esto, es ya la quinta o sexta vez que vienen los aduaneros, policía, etc. es normal que la primera vez que cruzamos la frontera lo hicieran pero que en cada sitio que llegamos vuelvan con lo mismo parece, a nuestros ojos, una burocracia, un paripé y según se comenta tiene mucho que ver con intercambio de copas, desayunos, etc.
Las autoridades, todos muy bien uniformados y planchados para que sepamos que mandan, se quedan en el barco y nos dicen que podemos irnos cuando queramos. Lo que hacemos al momento. Comienza una neblina azulada por el horizonte y el día empieza a clarea, en el muelle hay un buen grupo de gente que espera para ver que tal pinta tenemos los turistas que desde los problemas económicos mundiales escasean y por tanto se ha convertido en una novedad.
Hay chicos jóvenes con teléfonos que quieren hacerse fotos con nosotros, recíprocamente a ellos también les parecemos nosotros exóticos. Montamos en los autobuses y sin más dilación ponemos rumbo hacia Toraja, nos esperan más de seis horas por carreteras estrechas, curvas y contracurvas y un tráfico enorme sobre todo de motocicletas.
Después de un viaje largo y laborioso a través de grandes llanuras cubiertas de arroz y montañas verdes con riscos que se precipitan al fondo de un paisaje cubierto de selva, llegamos al centro de la amplia extensión que ocupa Toraja. Paramos a comer en el hotel Toraja Misiliana, magnífico y con un buffet excelente del que a penas podemos disfrutar porque las visitas apremian y el tiempo es escaso.
La zona de Toraja está poblada por un grupo indígena en la parte montañosa del sur de Sulawesi, Indonesia. De una población aproximada de seiscientos cincuenta mil aún viven unos cuatrocientos cincuenta mil en Tana Toraja, la mayor parte de la población es cristiana pero abundan los musulmanes y los animistas que apoyan sus creencias en sus antepasados y son reconocidos por el gobierno como una religión más. La palabra Toraja viene de la lengua del pueblo Bugi, son conocidos sobre todo por sus funerales elaborados, los nichos escavados en la roca de altos acantilados en los que dejan muñecos de madera en representación de sus personas queridas.
Ahora este mundo prácticamente aislado hasta principios del siglo veinte en el que llegaron los misioneros holandeses, está abierto al mundo y a las nuevas tendencias sociales, la sociedad ha dejado de ser totalmente agraria y se ha abierto al turismo y a las formas de vida del mundo moderno.
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