Viernes, Febrero 26
MOMMON PENINSULA – ISLA DE KARAS – INDONESIA
Amanece con una lluvia intensa que cesa de repente para volver a aparecer al rato, claros y nubes, espectacular península de Mommon, bosques y playas pequeñas cubiertas de palmeras, un río desemboca en forma de cascada sobre el mar.
El día se dedica por entero a las actividades físicas. Hay para todos los gustos, marchas de diferente dificultad, desde una de varias horas hasta un lago a través del bosque a otras más moderadas en torno a las playas. También práctica de buceo y natación, o simplemente estar en la playa.
Es el momento adecuado para escribir unos comentarios sobre la vida en el barco ya que soy uno de los pocos que han decidido quedarse tranquilamente a deambular por las vacías cubiertas, leer y escribir y disfrutar de un rato de tranquilidad sin avisos por los altavoces ni comentarios de nadie.
El barco es relativamente pequeño, su capacidad máxima es de unas cien personas más otras sesenta de tripulación. Muy lejos de los grandes buques de dos mil o más personas. Las actividades también difieren totalmente de las de los grandes barcos que en realidad son hoteles flotantes donde el objetivo es proporcionar diversión en forma de bailes, espectáculos, tiendas, piscinas, casinos, espectaculares comidas de todo tipo…mientras en éste barco la mayor parte del tiempo se dedica a explorar la naturaleza, actividades acuáticas, historia de la región y de las etnias que la habitan.
El barco, por tanto, es modesto en cuanto a sus salones y estancias pero muy adecuado para el tipo de actividades a que se dedica. La tripulación cumple sobradamente con su cometido y por mi parte no tengo más que elogios para estas personas que trabajan de sol a sol atendiendo el más mínimo deseo del pasaje.
La convivencia, al tener que vernos un número reducido de personas todos los días, es a veces algo irritante pero naturalmente hay que aceptarlo tal como es o de otro modo mejor no embarcarse en este tipo de cruceros. Haré un par de comentarios para ilustrar este punto.
La mayor parte de la gente está entre los sesenta y cinco y setenta y cinco años, de un nivel social y cultural supuestamente alto. En estas edades es ahora muy común pensar que aún se es joven y actúan como jóvenes en su afán de ser los primeros para todo, mostrar un entusiasmo desbordante por las cosas, opinar con contundencia, ser los más ecológicos, vegetarianos, madrugadores, amantes de los pájaros… hacen yoga, gimnasia, compiten para ser los primeros en todo y forman sus grupos y ríen sus propias gracias dejando a un lado a los pocos pasajeros que no forman parte de sus grupos y que rápidamente se vuelven invisibles.
En cuanto a los jovenes monitores que dirigen las actividades tengo que decir que lo hacen con entusiasmo y dedicación y que también emplean parte del tiempo en propagar su ego entre quienes quieran oír sus viajes por el planeta, sus intereses personales, sus energías en salvar al mundo de las agresiones que recibe, de la contaminación, el cambo climático y todo lo habido y por haber…y esto lo hacen luciendo los últimos modelos de cámara digital, relojes acuáticos supertecnológicos, equipos de submarinismo de última generación, cámaras con objetivos que envidiarían los astronautas de la estación espacial, ordenadores y un largo etcétera de cachivaches que les permiten mezclarse durante un par de horas con las tribus que viven literalmente en el fango para regresar a las duchas del barco y luego impartir sus charlas de hermandad con la tierra etc. etc. Supongo que todo muy positivo y encomiable. No quiero con esto poner en entredicho sus afanes y objetivos ni moralizar ni condenar a nadie, la sociedad es lo que es. Sólo trato de escribir haciendo mi comentario personal sobre lo que veo alrededor, eso es todo.
La comida es siempre una de las cosas más importantes en un barco. El desayuno se sirve tanto en el comedor principal con servicio de camareros como en el otro salón más informal. En el comedor principal se sirven huevos, bacón, etc. Y en el otro un buffet de cereales, tostadas, zumos, etc. No frecuentamos el desayuno y mi primera tarea del día es siempre bajar a por un par de cafés.
El almuerzo se sirve en los dos comedores, el principal con todo tipo de platos y en el otro comedor bocadillos y ensaladas. Por la tarde hay bebidas y sándwiches disponibles así como café a todas horas. La cena es más formal y se realiza en el comedor principal excepto los días que se cena en la cubierta, barbacoas, buffets, etc.
La cena no nos entusiasma, prefiero el buffet donde se puede picar un poco de esto y aquello componiendo un plato variado. Las cenas formales son, bajo mi punto de vista, aburridas añadiendo el que muchos pasajeros reservan las mesas formando su ambiente particular y hablando de sus cosas desplazando así a todos los que no forman parte de su grupo. Bueno, esto ya lo he dicho arriba.
Este es mi punto de vista pero que en ningún caso quiere ser negativo, el viaje es fantástico, único y lleno de sorpresas en cuanto a la geografía, la historia y la inmensidad de este mundo de islas mágico y casi inabarcable.
Siguen cayendo chaparrones y al atardecer el barco pone rumbo hacia MacCluer Gulf. La cena consiste hoy en una barbacoa al lado de la piscina, hace un fuerte viento y se vuelan los manteles y con el movimiento del barco se sale el agua de la piscina, de todas formas resulta agradable y es de agradecer el empeño que ponen cocineros y camareros en tratar de salpicar los días con diferentes escenarios para las comidas y las cenas.
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